Mientras se espera la confirmación de su continuidad para 2026, lo único para destacar es que se mantuvo dentro del ritmo de su compañero de equipo Pierre Gasly, aunque en este caso terminó por detrás tanto en clasificación (por error propio) como en carrera.
El trompo en la segunda curva tras la pelea con Lance Stroll -en un Aston Martin sin espejos- no ayudó nada, es cierto. Más allá de ello, el equipo volvió a fallar con otra estrategia arriesgadísima que no figuraba en los planes previos de Pirelli informados antes de cada fecha.
Como en Singapur, el éxito del plan estaba atado a incidencias externas: un stint más largo que nadie sobre el compuesto duro, a la espera de una neutralización que no llegó. Colapinto gestionó bien la degradación durante 48 vueltas, pero sin el Safety Car o la bandera roja perdió toda chance de pelear.
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Tomó una bocanada de aire fresco con gomas blandas más frescas sobre el final y empezó a descontarle casi un segundo por vuelta a Gasly, por el liderazgo de la categoría Alpine (que de la F1 está lejos). En este caso, aseguró Alpine, había libertad total para pelear, sin órdenes.
Los líderes que venían para sacarle la vuelta y el insólito VSC del final privaron al argentino de la chance cuando por fin estaba para atacarlo al francés. Igual está claro que 15° o 16° -así como en EE.UU. era 17° o 18°- no cambia nada. Más no puede hacer.
Parece difícil que llegue una buena noticia aparte de la muy esperada confirmación de la renovación, que sería antes de Brasil, en dos semanas. “Peor no se puede ir”, como él dijo, pero lo mejor que le puede pasar a Colapinto y Alpine es que este año de terror se termine cuanto antes y venga el próximo. Quedan cuatro.
FUENTE: TyC Sports